23.2.07

Floriano Martins

Floriano Martins (Brasil, 1957). Poeta, ensayista, traductor y editor. Se ha dedicado en particular, al estudio de la literatura hispanoamericana, sobre todo en lo que respecta a la poesía. Es autor de los libros Escritura Conquistada (Diálogos con poetas latinoamericanos) (1998) y El inicio de la búsqueda (El surrealismo en la poesía de América Latina) (2001). En 1998 se publican sus traducciones Poemas de amor, de Federico García Lorca y Delito por bailar chá-chá-chá, de Guillermo Cabrera Infante, seguidas de Dos poetas cubanos, de Jorge Rodríguez Padrón (1999), Tres entradas para Puerto Rico, de José Luis Vega (2000), La Novena Generación, de Alfonso Peña (2000), Nós/Nudos, de Ana Marques Gastão (2004), y La condición urbana, de Juan Calzadilla (2005). Además, ha organizado antologías de la obra de autores portugueses como Cruzeiro Seixas, Anna Hatherly, Isabel Meyreles, Armando Silva Carvalho, João Barrento y Nicolau Saião. Entre sus libros de poesía se destacan Alma en llamas (Brasil, 1998), Cenizas del sol (Costa Rica, 2001), y Tres estudios para un amor loco (México, 2006). En la actualidad dirige, junto a Claudio Willer, la revista electrónica (www.revista.agulha.nom.br) y es coordinador del proyecto AgulhaBanda Hispánica, del Jornal de Poesia. En colaboración con María Estela Guedes, dirige el dossier surrealista Poesía y Libertad, en la revista electrónica TriploV (Portugal).



LA IMAGEN DESHECHA

La misma voz siempre indaga si todo está escrito. Un ruido extendido a tu puerta. Otro foco de centellas insiste en saber cuántas son las columnas circulares. Rumores surgen de la tierra, erigen abismos por toda la noche. Una furiosa atracción por los estruendos nos atormenta. ¡Oh viejo murmullo, vieja ley de escombros! ¿Qué me dirá el padre desconocido que anuncia la copa de sus enigmas? Las raíces se pierden en puertas carcomidas por resurrecciones. El alma se multiplica en gusanos que celebran su destierro. A veces el hombre se siente feliz en no ser nada. Ignoro el lugar e instante en que me encuentro contigo, lo que se sigue al son de nuestro imposible diálogo. Oigamos lo que dice la muerte. Abre el talismán de tus lamentos. Muestra en tu pecho dónde está escrito que todo se repetirá. Oigo la apaleada seca del tiempo en nuestras vértebras. La última palabra nos hará a todos mendigos.


NOCHE DE GALA

Fui atrapado por tus fulgores. La noche lapidaba sus huesos hacia el gran estreno. Fetiches descarnados anunciaban la entrada en el delirio. Ibas vestida con una piel inagotable en sus caídas. Un clímax de ruinas que hacían de ti el despojo más codiciado del ritual. Y tu voz en la celebración de las imágenes, la gravitación de enigmas voraces, el mirar concentrado de todos en tus palabras, el escenario convertido en sombras de los sentidos que buscabas reproducir en tu lectura. Abrirte así, mi amor, me volvió un trotamundos de ti, el teatro pletórico de tu voz, la copa vaciada del silencio en tu espera. Además el palco repleto de vicios, los crímenes litúrgicos, las víctimas resecas, el explícito canibalismo. ¿Cómo pude amarte tanto, en un segundo apenas, y luego ser devorado por el terror de tu presencia? La trasgresión es fascinante también para aquellos que tienen por profesión evitarla. ¿Quién osa separar en el arte lo que es clemencia o bestialidad? Distinguir dulzura y salvajismo en tu voz, ¿de qué sirve? Cuido de todo con discreción. Espero que todos salgan del camerino y ruego por tu confianza, que dispenses las esposas. De camino a la comisaría aún me pregunto -no a ti, no a ti- qué diablos hicimos para hacer esto posible. Y parece que a nadie más en el mundo le importa.


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© Floriano Martins